por mucho que me gustara la brisa prendiendo tu fuego yo estaba enterrada en mi pantano destilando la dosis justa de antídoto y veneno por mucho que te gustara detener tu vuelo en el abrazo más cálido, frenar era en realidad una jaula, darte raíces de cemento puede que nos encontremos en el umbral de la cueva sin saber quién es quién, si es ida o vuelta sólo tendremos claro que en el cruce de caminos ya no hay más que soltar cuerda