me he pasado
más tiempo gestionando
los escaparates de Internet
que las catacumbas de mis emociones
y reconozco que ya puedo
medir el vínculo,
lo intenso de lo nuestro
en la absurda cantidad de redes
sociales
que tengo que configurar para que
no me aparezca tu cara
y así asegurar
del todo
que no te veo
en una ciudad que ya es más tuya que mía
para poder sentirme al fin a gusto
en la soledad que siempre ha sido
más mía
que tuya
no me ha gustado últimamente hablarte ha sido estéril como el quirófano teórico contra el que lanzo mis tripas deseando que desenredes tanta crudeza pero no estabas cerca nunca lo has estado buscando tu eco me topé de bruces con la misma y constante muralla de siempre el muro permanece además de la sangre de mis entrañas y de mis manos (extrañas de mí pero gritan tu nombre) lo apuntalan los despojos del pedestal que no me pides y sin embargo defiendes dos o tres veces al año recurrí a tu luz es lo que mejor se me da acaso la opción juiciosa cuando la palabra cercena el papel abrasa el discurso titubea y la narrativa acaricia el bucle irredimible de la autodestrucción
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