no me ha gustado
últimamente hablarte
ha sido estéril
como el quirófano teórico
contra el que lanzo
mis tripas
deseando que desenredes
tanta crudeza
pero no estabas cerca
nunca lo has estado
buscando tu eco
me topé de bruces
con la misma y constante
muralla de siempre
el muro permanece
además de la sangre
de mis entrañas
y de mis manos (extrañas
de mí pero gritan tu nombre)
lo apuntalan los despojos
del pedestal
que no me pides
y sin embargo defiendes
dos o tres veces al año
recurrí a tu luz
es lo que mejor se me da
acaso la opción juiciosa
cuando la palabra cercena
el papel abrasa
el discurso titubea
y la narrativa acaricia
el bucle irredimible
de la autodestrucción
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