Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de julio, 2015

Nada es verdad.

No era verdad, amor. Como en un relato de ciencia ficción, con tema, forma y fin elegidos, diría que si pudiera tener un superpoder desearía que fuera el perdón para poder olvidar tus mentiras. Perdonar tu egoísmo, ese que te lleva a doler a los demás porque tienes dolor de sobra. El mismo que te obliga a actuar sin pensar que en tu ombligo sólo cabes tú. Y cuando cabe alguien más no es más que casualidad. Ni siquiera magnetismo artificial. El hueco podría llenarlo yo. O no. Quizá cualquier otro. Otra. O tú. Que te quieres tanto, que no levantas la vista para ver cuánta hiel dejas en tu letal rastro de drama, alcohol y tabaco. Perdonar cualquier atisbo de bondad y olvidar que todo lo bonito, generoso y (en definitiva) amor que diste era fruto de un esfuerzo consciente por ser más fuerte que la oscuridad que tanto miedo te da - cuando duermes sola, porque emana de dentro - . Desde el centro de tu

De ausencias y obsesiones

Para mí, no estar siempre ha sido un poco como no ser. No estás y me toca afrontar el duelo de lidiar con el dolor de tu ausencia. Ya lo escribí una vez: no sé distinguir si me empacho de promesas; y no sé a qué ausencia corresponde este dolor: tú de entonces, tú de ahora, o cualquiera de tus imágenes. Si por no estar no eres, ya nunca serás la que fuiste cuando estabas. La urgencia del presente que sólo entiende de la piel y el capricho de tu imagen, que viene y no se va. Te veo en cualquier parte, y no me ayuda a respirar.

No te duelas

No llores, corazón, que tengo perdón suficiente para abrazar mis errores y los tuyos y convertirlos en amor. No duelas, amor, que todo lo que ahora callas apretando la mandíbula de rabia será después víscera en carne viva. No rabies, cielo, abre la coraza que no dejas hueco a tus alas y te ahogas en tanta intensidad. No te engañes, no te desuelles ni te desoigas, no te encerrones, no te pongas la zancadilla, no insistas en la llaga ni desistas en la cura. No te duelas, que no puedo estar cerca para lamer tus heridas. No te duelas, que me duele tu dolor.

Es tarde para cartas

Me quedo con la luna…  No sonríe como tú,  pero al menos no me aparta la mirada. Gracias por no darme ni un beso de más,  así estos meses que te he extrañado  no me los he pasado  arrastrando mis huesos  por sólo el roce  de tus labios. Debí cambiar  en su momento  cualquiera de tus  mil “gracias”  por noches en tu abrazo. Debí cobrarme por adelantado todos los orgasmos,  que ahora no me queda amor para tanta deuda,  sólo tengo hueco entre mis manos.

Aunque ni siquiera existas

Hay imágenes bonitas. Bandadas de pájaros huyendo del disparo hueco del relámpago vomitado por nubes negras. Gaviotas fundiéndose en el horizonte de un atardecer en tu isla favorita. Domingos escondida en tu clavícula, y jueves de cañas y billar en tu barrio. Mi pelo en tu barriga. Nuestras manos entrelazadas. Tu melena clara en mi almohada calmada después de ahogar suspiros. Te imagino bonita aunque no tengas imagen, aunque ni siquiera existas.