Para mí, no estar siempre ha sido un poco como no ser. No estás y me toca afrontar el duelo de lidiar con el dolor de tu ausencia.
Ya lo escribí una vez: no sé distinguir si me empacho de promesas; y no sé a qué ausencia corresponde este dolor: tú de entonces, tú de ahora, o cualquiera de tus imágenes.
Si por no estar no eres, ya nunca serás la que fuiste cuando estabas. La urgencia del presente que sólo entiende de la piel y el capricho de tu imagen, que viene y no se va.
Te veo en cualquier parte, y no me ayuda a respirar.
Ya lo escribí una vez: no sé distinguir si me empacho de promesas; y no sé a qué ausencia corresponde este dolor: tú de entonces, tú de ahora, o cualquiera de tus imágenes.
Si por no estar no eres, ya nunca serás la que fuiste cuando estabas. La urgencia del presente que sólo entiende de la piel y el capricho de tu imagen, que viene y no se va.
Te veo en cualquier parte, y no me ayuda a respirar.
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