Lágrimas por el dolor de la añoranza,
saladas
como el mar que te traerá hasta casa,
de la que partirás de nuevo
con lágrimas saladas de tanta añoranza;
entre idas y venidas,
seguramente tuyas
aunque quizás sean también mías.
Mientras tanto
no me eches de menos,
no más de lo que cabe
en tu dulce y tierno pecho
en la inmensidad del mar
en esas lágrimas saladas.
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