La capitana es transparente mis manos como mi voz le atraviesan sin esfuerzo La capitana está contenta al fin una tormenta digna de batirse en duelos contra su nunca insigne, íntegra, incólume nave La capitana no me mira sus ojos fríos, huecos se clavan en un horizonte azul, morado, gris La capitana apenas parpadea muestra casi tenebrosa la mueca aquiesciente de quien sabe que se ha de quedar La capitana asiente levemente Abarco el vacío de su cuerpo en un falso abrazo Me da la venia, la razón y su perdón La capitana resiste inerte el oleaje, bastión extenuado, ya apenas escudo, mientras preparo el bote hacia utopías soleadas La capitana está contenta al fin una de las dos escapa de la que será por fin la definitiva tormenta incontestable