Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2013

Todos a la mierda

Por mí, hoy, ahora, os podéis ir a la puta mierda tus cinismos, tus lo-siento-pero-no-puedo, tus ironías, tus me-encantaría-pero-no-quiero, tus barreras infranqueables, tus no-voy-a-estar-para-ti-pero-tú-dame-todo-tu-tiempo, tu condescendencia, tus a-mí-ya-me-da-igual,  tu soberbia, tu vanidad, tu azul (con todo lo que conlleva) y tú. Que yo paso.

Inerte

Sigo inmersa en esta especie de embriaguez que me deja inerte. Es la culpable de que no sepa responder cuando me preguntan “¿qué haces?” porque no me deja preguntarme qué estoy haciendo con mi vida. Y esta inconsciencia es lo que me permite seguir caminando. Eso, y la música. 

Cuando bajo la guardia

A veces, cuando bajo la guardia, me descubro con los ojos cerrados evocándote en mis pensamientos. Te recuerdo besando mi frente y metiendo tus manos en las mangas de mi jersey, con la sonrisa que vestías siempre que venías a verme. Me recuerdo de pie, muy cerca de ti, con mis labios en tu clavícula y tu mejilla apoyada en mi cabeza mientras esperábamos a que dejara de llover para volver a llegar tarde a nuestras casas para cenar. Te recuerdo pidiéndome que me quedara cinco minutos más, cuando medías esos cinco minutos en los pasos agigantados que nos parecía que daba la noche para abandonar el día los primeros días de otoño; y me recuerdo a mí pensando lo rápido que pasaba el tiempo cuando sólo nos hablábamos en besos. Te recuerdo entrando a mi cama, deslizándote entre las sábanas y frotándote para sacudirte los escalofríos; contándome cada uno de los pensamientos que habías tenido ese día y todos los anteriores, y yo ya sabía que habías estado pensando en qué estaría pensando yo si