Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de septiembre, 2012

De haberlo sabido

No sé distinguir si me empacho de promesas. Sé que me puedo vender, e incluso regalar por unos cuantos abrazos pactados. Empiezo a desvariar a partir del cuarto beso envenenado. Pero no digo nada porque sí. Prefiero dejarle pocas oportunidades al azar. No me tomo las cosas a la ligera. Hay veces que no sé qué pensar. Cuando fumas, mirando a través de la ventana, algo no me cuadra. Se nos escapa. No puede ser que después de tanto, quede tan poco. Tan poco como que te esfumas a cada calada. Tardes enteras desperdiciadas, pensando que eras para siempre. Que detrás de cada victoria, cada llanto, cada risa y cada derrota, estarías. Pero, ¿quién iba a saberlo? Nunca aposté por mi derrota, pero contigo sólo puedo perder. Siempre pierdo. Aposté por ti. Pensé que podrías hacerme feliz. Ahí es nada. Hubo un momento en que casi lo lograste. Lo hubiéramos conseguido, a no ser por un insignificante detalle. En aquel entonces no habría podido imaginarme cuánto dolor soy capaz de soporta