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Mostrando entradas de julio, 2012

Las noches de verano

Ojalá pudiera aguantar la rabia que tengo. Ojalá no estuviera escribiendo(te) ahora esto. Ojalá fuera más fácil mitigar el dolor, pasar página, hacer como si nada. Ojalá no me importara nada de lo que haces, ni dónde estarás esta noche. (¡Ojalá fuera incapaz de imaginarme en qué ciudad estarás esta noche!). Ojalá me diera igual con quién te acuestas y con quién te levantas, cómo fue el bolo de anoche, o en quién pensaste al cantar esa canción. Ojalá pudiera abrir tu cabeza y ver qué hay en su interior. Descubrir si hay deseo, temor, o sólo la simple indiferencia y el hastío de quien maneja los(mis) hilos con la facilidad de un experto. Ojalá pudiera abrir tu pecho y encontrarme en ese huequecito de la izquierda tu corazón (sí, ya sé que nunca lo que llevas encima, por si acaso, pero es sólo curiosidad). Suponiendo que allí estuviera, y que estuviera vivo (latente), me encantaría saber si dentro hay algo. Rencor, perdón, dolor… ese tipo de cosas. Lo que nunca esperaré encontrarme es am